Un ciberataque es algo de lo que ninguna institución quiere ser víctima. Pero la posibilidad de verse afectado por uno nunca dejará de ser una posibilidad, sin importar cuanta seguridad se implemente en la empresa, por lo que estar preparado ha pasado a ser una prioridad. Pero, ¿qué sucede una vez se es el objetivo de una? Los costos involucrados en el proceso suelen ser tan altos que es necesario tomar un nuevo plan de acción sacado de la vida cotidiana.
Debido a la gran cantidad de casos, hace no más de 10 años que se comenzaron a ofrecer Seguros contra ataques digitales, también conocidos como CLIC. En serio, en esas extrañas coincidencias de la vida el acrónimo en inglés corresponde a “Cyber liability insurance coverage” y consisten en una compensación económica en caso de sufrir un ataque informático y son una alternativa que cada año empresas de todos los rubros están considerando.
Un ciberataque es definido como cualquier amenaza a la integridad digital de un servicio o proceso web proveniente de terceros, lo que puede incluir
- Hackeo remoto de la información
- Borrado de los datos
- Modificación de la base de datos
- Filtración de archivos secretos
- Robo de datos personales
- Ransomware
- Entre otros
Según un estudio realizado por el instituto Ponemon y HP el 2015, el costo por ciberataque en Estados Unidos puede llegar hasta 15 millones de dólares con una tasa de crecimiento del 19%, cifra que para el 2021 podría llegar a los 6 trillones de dólares a nivel mundial. Costos que involucran no sólo los costos de recuperación de archivos, sino también el índice de pérdidas por los datos que no se pudieron recuperar.
Debido a estos lúgubres índices, más compañías están buscando una manera de protegerse de estas vulnerabilidades que trae el tener todo en línea de manera digitalizada, ya que resulta tan básico asumir que, si es posible proteger una oficina contra incendios, también es posible mantener la integridad de una estructura digital con un mismo seguro.
Pero un “Cyberseguro” aún no entrega todas las garantías necesarias, ya que, en caso de un ataque, el seguro no podrá responder con un equivalente de lo perdido. Es decir, las bases de datos o la información sensible no serán devueltas por el seguro como si podría hacerlo con una casa o un automóvil.
Lo que cubre este servicio es la investigación para dar con los culpables, una ayuda ante las pérdidas que involucre, aviso a clientes sobre el ataque y los costos legales o de extorsión pertinentes en caso de un ransomware. Esto, aunque es maravilloso para algunas empresas, no devolverá el activo más valioso que tienen las grandes empresas: la información.
Pero las ventajas también van relacionadas con un alto precio. Según una muestra publicada por Cyber Data-Risk Managers, los precios anuales del seguro pueden ir desde los seiscientos dólares anuales para una consulta de un doctor, hasta 42 mil dólares para un hospital completo y este concepto aún se mantiene alienado para aquellos países en desarrollo. Una rápida búsqueda en Google mostrará que un gran número de aseguradores de habla hispana no ofrece este servicio.
Debido a esto, el servicio de seguros digitales aún se encuentra en constante evolución para conocer y entender cómo ayudar a aquellos que estén en problemas. Pero esto no significa que se trate de un mal servicio, ya que su objetivo es ayudar principalmente a aquellos pequeños negocios que podrían perderlo todo ante un ataque.
Según Symantec, un 30% de las víctimas de Phishing eran pequeños negocios, mientras que un 43% de todos los ataques fueron dirigidos a aquellas medianas empresas que no pueden invertir en seguridad digital, haciendo de un seguro digital una necesidad que podría salvar su negocio.
Pero al mismo tiempo, queda a disposición del dueño del negocio dónde invertir. Su su estructura de cyber seguridad y data security es débil, es importante reforzar esa área con un software de seguridad antes de contratar un seguro, ya que los costos sólo incrementarán después de cada ataque. El tener ambos puede ser la mejor solución para un negocio que quiere crecer, y quien sabe, en un futuro el tener un CLIC puede ser tan normal como uno de auto o de vivienda.